Bloguear es una forma de entender el mundo y hoy quiero entender mejor el fondo del steampunk, organizar mis ideas y quizá incluso construir un horizonte compartido con varias personas.
Hace falta recalcar que el steampunk es antes que nada un género literario fuertemente inspirado en Julio Verne y en H.G. Wells, por lo cual para entenderlo como una tendencia del diseño es necesario primero comprender su origen narrativo.
Esta discusión es importante en los tiempos actuales, pues más que nunca nos enfrentamos como humanidad a la frontera de nuestras posibilidades. ¿Cuáles son los límites de nuestra condición humana? El steampunk, como correlativo esencial del más lúgubre cyberpunk, es antes que nada una representación de la batalla de la humanidad para trascender sus límites.
“Una nueva frontera digital para rediseñar la condición humana”. Esas palabras de Sam Flynn en Tron, filme por demás cyberpunk, resuenan en su género hermano del steampunk. En este rediseño de las condiciones humanas es en donde debe nacer el steampunk y es ahí en donde podemos fijar claramente lo que como tendencia del diseño debe y no debe ser.
El mundo rediseñado
En La materia oscura de Philip Pullman, el autor se imagina lo que hubiera sucedido si el mito de Adán y Eva hubiera sido al revés, o más bien, lo que pasaría si la moraleja típica sobre Adán y Eva fuera invertida. ¿Cómo sería posible que la serpiente fuera en realidad el personaje bueno del cuento? ¿Debe sorprendernos entonces que a partir de tal premisa la historia de Lyra Belacqua se lleve a cabo en un Londres moderno en donde los países no tienen fronteras tan claras, en donde los gitanos son una nación nómada reconocida políticamente, en donde existen dispositivos mágicos que pueden interpretar la física cuántica o en donde los osos polares hablan?
La materia oscura inmediatamente abre las temáticas del steampunk, al generar un quiebre en la historia que conocemos para llevarnos a un mundo distinto en donde podamos ver reflejadas las preocupaciones del nuestro. Este quiebre es importante entenderlo, pues de ahí nace el retrofuturismo del género. El steampunk siempre nos va a pedir un regreso en el tiempo, para que a partir de algunos cambios en algunos sucesos, podamos rediseñar el presente o el futuro. ¿Qué hubiera pasado si el Archiduque Francisco Fernando hubiera sobrevivido a Sarajevo? ¿Si Napoleón no hubiera invadido Rusia? ¿Si América no hubiera sido conquistada por Europa? Todas estas son preguntas válidas de donde el género puede partir, siempre con un trasfondo necesario: ¿Cómo sería ese mundo si la época victoriana hubiera permeado también?
El elemento victoriano
Una característica constante del steampunk es cierta fascinación por la época victoriana, imbuida con su revolución industrial y su tecnología impulsada por vapor y carbón. Eso que K.W. Jeter llamó “fantasías victorianas” y que no son otra cosa que la reinvención del mundo actual a partir de la añoranza del mundo victoriano, permitiéndole evolucionar hasta el presente —o futuro—.
Podríamos debatir por días el significado de tal fascinación. Si el género busca recrear el espíritu aventurero de esa época, si es parte de su lucha contra la post-modernidad, si asume que en esas épocas fue cuando la humanidad perdió el camino. Cada quién podría tomar una de esas posturas y encontrarse en lo correcto. Yo por mi parte, encuentro el fondo del steampunk en lo que hubiera pasado si el poder cultural británico no hubiera cedido al “sueño americano”. En cuanto a diseño, esto me lo explico mentalmente con una simple pregunta: ¿qué habría pasado si al estilo victoriano no le hubiera ganado el pop art estadounidense? ¿Qué hubiera sucedido si no llega Warhol? ¿Cuál habría sido entonces la evolución de los simbolismos e imaginarios victorianos?
Enemigos del ludismo
El ludismo fue un movimiento de 1811 en el cual los artesanos ingleses protestaron contra las máquinas que destruían el empleo. Hoy ubicamos el término con la crítica y la desconfianza hacia la tecnología.
El steampunk, si bien tiene rasgos de distópico, no tiene aversión a la tecnología. A la par de la añoranza por la revolución industrial europea —de donde nace su fascinación por el diseño con elementos industriales—, viene una valoración de la ciencia y la imaginación de los caminos que aún no hemos tomado como humanidad. No es sorpresa entonces que Nikola Tesla y su visión sobre la electricidad sea un tema normal entre steampunkeros. ¿Seríamos hoy más avanzados si lo hubiéramos escogido a él en lugar de a Edison?
Esta visión positiva del steampunk sobre la tecnología y sus infinitas posibilidades, es quizá la discordancia mayor que tiene con el cyberpunk —en donde la tecnología suele ser más fuente de conflicto que de remedios—. No es sorpresa entonces que al elemento victoriano se le otorgue una connotación de optimismo tecnológico y que se use como recurso narrativo en mundos distópicos para brindar esperanza.
Es el caso del videojuego Deus Ex Mankind Divided, que sucede en un futuro en donde los humanos pueden ser augmentados para tener quasi superpoderes, pero en donde también hay epidemias y conflictos económicos que amenazan con la supervivencia humana —o sea, casi como hoy pero con brazos biónicos y armas láser—. En dicho videojuego, los constantes elementos de diseño victorianos muestran la visión optimista de sus creadores sobre la posibilidad de usar la tecnología para el bien.
Un neo-renacentismo
Otro punto medular steampunk es la posibilidad de un neo-renacentismo humano. Los personajes del género explotan múltiples habilidades, jamás permitiéndose ser expertos de una sola cosa.
Es en parte por esta razón que los típicos planos de Davinci —en papiro, con inventos de hélices o con descubrimientos de anatomía humana— son elementos de diseño comunes del género. Asimismo, el personaje de Ícaro —siempre representado en las alas o en las plumas —suele ser visto como héroe y no como advertencia, poniendo incluso en duda su final trágico.
Ante la angustia que causa la modernidad, el steampunk buscará siempre postular un humano que avanza luchando hacia su realización, siempre logrando reinventarse y trascender en sus múltiples facetas.
Esto último, al margen de las temáticas tecnológicas y distópicas, es más que un elemento del género; quizá es su principal propuesta y también quizá su aspecto más atractivo ante el cada vez mayor número de fans del steampunk: la natural posibilidad de que los humanos siempre podamos ser algo más.
Las infinitas posibilidades
El steampunk como tendencia de diseño tiene un fin bastante complejo, pues con una increíble diversidad de elementos debe lograr transmitir sutilmente el fondo del género y la transcendencia de lo que plantea. Transmitir optimismo, ingenio, inspiración y esperanza; pero a la vez nostalgia por caminos perdidos en épocas pasadas. Debe reivindicar a la tecnología y a la industria, pero anclándola en una base orgánica previa al plástico modernismo. Debe poder mezclar un futuro brillante con un pasado añorado y un presente lleno de claroscuros.
Es por ello que como elemento de diseño, es un recurso genial para proponer institucionalmente una visión optimista y real sobre las infinitas posibilidades del mañana. Con cuidado, sin abusar de él y sin simplificarlo, debe ser usado como parte integral del discurso sobre la posibilidad de caminos nuevos para el mundo de hoy.
No es entonces extraño que empresas como Tesla —en su vehículo Modelo Y—, participantes de festivales como el Burning Man o directores de cine como Guillermo del Toro hayan usado tantas veces el género como recurso de diseño. El steampunk debe ser un cómodo compañero de viaje para cualquier persona o emprendimiento que busque trascender las posibilidades actuales y rediseñar la frontera de nuestra condición humana.