Quiero quedarme viendo tu foto porque en parte tiene razón Juan: el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa. Pero el alma no tiene ni puta idea de dónde las dos se encuentran. Quiero quedarme viendo tu foto hasta volverme ciego y sordo, para no escuchar cuando ella lo besa y se portan como pajaritos comiendo alpiste. Mi abuela tenía dos canaritos, se acicalaban y comían y bañaban. Quiero quedarme viendo tu foto para verte sonreír desde la luna y entender que tienes razón: que entre la belleza y la felicidad existe un puente o conexión. Los puentes siempre llevan a algún lado. Quiero quedarme viendo tu foto y convertirla en la ventana de un coche y mirar cómo el campo se abre y galopa más allá del cristal; en donde un buey hace un surco y las plantas cantan y crecen. Quiero quedarme viendo tu foto porque murió de tristeza el tigre que no logró convertirse en jilguerito, cuando decidió dejar de comer, o en un sastre capaz de arreglarse a sí mismo/ y coserse la herida. Quiero quedarme viendo tu foto porque me da un queseyó que se siente como un gusanito que entra a mi estómago y da giros y mueve cosas y me hace como así en los hombros. Y quizá no sólo quiera quedarme viendo tu foto. Tal vez al rato quiera comer o jugar unas horas Nintendo. Dormir tampoco estaría mal.